LAS ELECCIONES DEL 2 DE JULIO DE 2000

En este espacio hemos explorado diversas etapas de la historia de nuestro país.

En casi todas ellas el elemento militar ha estado presente.

Nuestra autoritaria y antidemocrática herencia española no nos permitió conocer otra forma de dirimir nuestras diferencias.

Así, por ejemplo necesitamos 11 años de guerra para lograr nuestra Independencia, durante los 50 años posteriores a ella los fusiles fueron los medios utilizados por Liberales y Conservadores para implantar sus ideas.

Un millón de Mexicanos murió para que los reclamos de la Revolución se plasmaran en la Constitución de 1917 o cuando la intolerancia de Calles empujó a muchos Católicos a tomar las armas para defender su religión.

Durante los últimos 10 años, México ha experimentado una serie de acontecimientos pacíficos e inéditos de tal magnitud, que sin duda nuestros nietos los estudiarán como parte de la Historia de México.

Tal vez por pacíficos han pasado desapercibidos para un gran porcentaje de la población.

¿ Cuáles son ?

Entre muchos otros, el fin del Presidencialismo Imperial (como lo llama Enrique Krauze), mayor autonomía de los Poderes Legislativo y Judicial, mejoras en la descentralización federal, la Oposición presidiendo la Cámara de Diputados, incertidumbre sobre quién ganará las elecciones, 11 Gobernadores de Oposición, la creación de un organismo confiable e INDEPENDIENTE del Gobierno que organiza los procesos electorales, la disminución del corporativismo priísta, etc.

México siempre estuvo acostumbrado a que sus cambios trascendentes se dieran por la vía de la violencia.

Cualquier nación que aspire a desarrollarse económicamente debe resolver primero su situación política.

Participando en el próximo proceso electoral estaremos apuntalando las bases para que en México nunca más las armas sean las que determinen nuestros cambios.

Así, a pesar de la peculiar desorganización del Mexicano y de la que no escapa el aspecto político, México es hoy la economía 11 del mundo y la número 8 por sus exportaciones.

Nadie en el mundo tiene más acuerdos comerciales firmados con las principales economías del mundo que nosotros.

En 1999 México desplazó a Japón como segundo socio comercial de Estados Unidos.

Aún cuando muchos Mexicanos sufren graves rezagos económicos, México tiene, en este final de siglo, una oportunidad clarísima de iniciar un proceso que le ayude a acceder -en un corto plazo- a un nivel superior de desarrollo.

Pudiese parecer exagerado, pero si queremos asegurar nuestros empleos y continuar con la creación de muchos más, nuestro voto, por el partido que sea, afianzará la confianza de los inversionistas nacionales y foráneos que han ubicado a México y China como los países emergentes más atractivos para invertir en todo el mundo.

EL FIN DEL BINOMIO 'DIOS-REY'.

Después de la conquista del Imperio Azteca, los Españoles se encontraron con una 'agradable' coincidencia para sus intereses: todas las culturas indígenas utilizaban la asociación 'Dios-Rey' para sojuzgar a sus súbditos.

La España que dominó durante 300 años a sus colonias Americanas, aplicó también este binomio 'Dios-Rey'; las instituciones emanadas de ambos, la Iglesia y las Cortes, fueron instituciones que explotaron inmisericordemente a la población, enriqueciéndose a sus costillas.

Por increíble que parezca, ésta idea perduró hasta la España de nuestro siglo; Francisco Franco se autodenominaba 'caudillo de España por la gracia de Dios'.

Al momento de la Independencia de México (1821), el nuevo país se quedó sin una parte del binomio: el Rey. Su figura fué sustituida por el Presidente en turno, cuyos poderes económico, militar y político eran extraordinarios.

De la parte de 'Dios', se encargó la generación de Benito Juárez con sus Leyes de Reforma (1857), reduciendo a su mínima expresión el poder eclesiástico sobre el país y la población.

Ya en nuestro siglo, el asesinato de Álvaro Obregón (1927) impulsó a Plutarco Elías Calles a sustituir a los caudillos por instituciones; fué entonces que el Partido Nacional Revolucionario -el PRI actual- fué fundado (1929) aglutinando los intereses de todas las 'fuerzas vivas' de México para evitar tentaciones de poder no satisfechas. En toda la época post independentista el poder Presidencial tuvo niveles excesivos, similares a los de un Rey.

El resultado de las elecciones del 2 de Julio de 2000 es, independientemente del candidato ganador, un hecho que cambia la historia de México de los últimos milenios: el equilibrio de poderes iniciado desde el sexenio del Presidente Zedillo ha propiciado un nuevo ambiente político, más sano, de competencia y acuerdos.

                                 

Manuel Gómez Morín funda en Septiembre de 1939 el Partido de Acción Nacional (PAN). Derecha: Vicente Fox, primer Presidente de oposición electo en toda la historia de México.

Con la nueva composición del Congreso (sin ninguna fuerza política con mayoría absoluta) el Presidente de la República estará acotado a representar solamente al Poder Ejecutivo.

Somos una generación de Mexicanos afortunada; los cambios que hemos visto en los pasados 10 años eran inimaginables hasta hace muy poco y, lo más importante, se realizaron sin violencia.

Valdría la pena mencionar, finalmente, que los Gobiernos que se formaron a partir del fin de las 2 primeras Revoluciones sociales del siglo XX -la Rusa y la Mexicana-, finalizaron 72 y 71 años después del inicio de sus Gobiernos, y las transiciones que sufrieron ambos, fueron hechas -sorprendentemente- en paz.

El 2 de Julio de 2000 no representó solo el triunfo de un candidato de un partido determinado, sino que va mucho más allá.

La imagen en la televisión del Presidente Ernesto Zedillo la noche del 2 de Julio de 2000 anunciando el triunfo de Vicente Fox en las elecciones es indudablemente histórica.

Nunca en la historia de México en un ambiente pacífico el poder Presidencial había cambiado de manos de forma tan civilizada.

Considerando la aún vigente fuerza del poder Presidencial en 2000, Ernesto Zedillo merece un reconocimiento especial en nuestra historia, pues antepuso en todo momento el interés del país al suyo y al de su partido.

Los Mexicanos se probaron a ellos mismos que con voluntad y organización puede cambiarse cualquier cosa por más complicada que parezca.

El 2 de Julio no se derrotó al PRI, sino al escepticismo, a la inercia, a la falta de credibilidad en sí misma de una nación de 100 millones de personas. Se derrotó a la inercia histórica de 2,000 años de ejercicio unipersonal del poder de las culturas indígenas y de 500 años de ejercicio personal del poder de una persona.