LOS SOLDADOS IRLANDESES DE MÉXICO               

(EL BATALLÓN DE SAN PATRICIO Y LA INVASIÓN ESTADOUNIDENSE)

La invasión Estadounidense a México (1846-1848)

VISIÓN DE LA INVASIÓN ESTADOUNIDENSE A MÉXICO ESCRITA POR MICHAEL HOGAN.

(resumen desarrollado a partir del libro ‘los soldados Irlandeses de México’ del Estadounidense Michael Hogan).

For English-speakers, here it is a link to learn about the US invasion to Mexico: http://www.fff.org/freedom/fd0407f.asp

Los Soldados Irlandeses de MexicoThe Irish Soldiers of MexicoMolly Malone and The San Patricios Algunos de los libros publicados por Michael Hogan.

http://www.geocities.com/drmichaelhogan/

Este capítulo de la guerra de Estados Unidos contra México demuestra cómo los hechos históricos van siempre ligados a otros anteriores y repercuten años o siglos después. En 1845 se desató en Irlanda una terrible hambruna provocada por una plaga (la roya) que afectó al único producto agrícola de ese país: la papa. Inglaterra dominaba a los irlandeses desde hacía tiempo y, para controlarlos más fácilmente, los obligaba a sembrar solo papas; su dependencia alimentaria estaba totalmente controlada por los ingleses.

Miles murieron y millones quedaron en la miseria; los más afortunados reunieron el dinero suficiente para viajar por barco a EU y Canadá en condiciones tan precarias que 1 de cada 4 murieron en el trayecto o a la primera semana de haber llegado. Solo en 1845 murieron por esta razón 20,072 de ellos.

Los sobrevivientes no tenían muchas alternativas para trabajar, especialmente porque a su llegada no había empleos en EU y, a diferencia de otros inmigrantes, no fueron auxiliados por su condición de irlandeses y católicos. Así, cuando a principios de 1846 el Presidente Polk y el Congreso de EU declaran la guerra a México, una buena parte de ellos ve la oportunidad de emplearse y adjudicarse un pedazo de la tierra del norte de México que iban a conquistar.

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Este mapa (hacer caso omiso del letrero Aztlán) muestra los territorios arrebatados a México durante la invasión Estadounidense de (1846-48). Salvo los dos estados cuyas capitales son Salem y Boise, el resto fué el resultado del despojo. De izquierda a derecha: Alta California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México, Texas y partes de Nebraska, Wyoming, Oklahoma y Kansas (estos últimos 4 'pedazos' no detalados en este mapa). 55% de lo que se llamó México quedó en poder de EU, conservamos solo el 45%.

En este capítulo, nos internaremos solamente en las vivencias de esos irlandeses durante los 27 meses de invasión a México y cómo sus propias vidas dieron un vuelco al iniciar la guerra.

Desde su fundación, las 13 colonias de EU fueron pobladas por calvinistas ingleses y holandeses que huían de la tiranía de un estado corrupto controlado por la altos jerarcas de la Iglesia. Su anticatolicismo fue así, trasladado a Norte América. Dentro del ejército estadounidense existía igualmente una marcada discriminación hacia los irlandeses por su condición de católicos, por lo que sus posiciones en el ejército se limitaban a los niveles más bajos, independientemente de la experiencia y grados que muchos de ellos tenían en Europa.

Los soldados Irlandeses y Estadounidenses Católicos eran obligados a asistir a servicios religiosos contra su voluntad y eran objeto de mofa por sus creencias religiosas.

En los primeros meses de la guerra, soldados estadounidenses iniciaron una deserción constante hacia el ejército Mexicano, en cuyo pueblo encontraron muchas similitudes: mismo concepto de familia, religión, un idea de riqueza diferente a la sajona, etc. También los inclinó a desertar el objetivo de la guerra, despojar de su territorio a un país débil.

Para dar una idea de la dimensión del despojo, el territorio arrebatado equivale a la extensión conjunta de los países siguientes: España, Francia, Italia, Inglaterra, Portugal, Alemania y Polonia, esto es prácticamente toda Europa Occidental. EuropaReferencia iconográfica

Mapa de México y EU en 1835; la extensión territorial de ambos países era prácticamente igual. EU ambicionaba apoderarse incluso de todo el territorio Mexicano. Gráfico: indica las extensiones territoriales antes y después de las invasiones Estadounidenses a México (1836-1848). Las cifras aparecen en millones de kilómetros cuadrados.

Durante las primeras batallas ocurridas en Texas y Tamaulipas, varios irlandeses ya formaban parte de las huestes Mexicanas y siguieron incorporándose otros mientras los estadounidenses avanzaban hacia el sur. Uno de los grupos más nutridos de desertores irlandeses ocurrió tras la toma de Monterrey; los estadounidenses bombardearon a propósito todos los templos de la ciudad y tras la batalla los saquearon, además de utilizarlos como potreros y corrales de ganado menor. Imágenes fueron destrozadas e injuriadas.

Fotografías (daguerrotipos) de la llegada del General Wool a Saltillo (1846) y (derecha) soldados de infantería Estadounidenses. http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/historia/html/waltw.htm

 

Algunos Católicos Estadounidenses e Irlandeses recordaron los recientes incendios de templos católicos en Boston y Filadelfia. Sus conciencias fueron sacudidas y así, decidieron cambiar de bando.

Los soldados irlandeses del Ejército Mexicano formaron dos batallones de 102 miembros cada uno, cuya principal virtud era el manejo de la artillería (cañones). Desde ese momento se les identificó como 'Batallón de San Patricio'. Sus intervenciones en todas las batallas en Texas, Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Veracruz, Puebla y el Valle de México fueron invaluables.

Toma de Matamoros por el Ejército Estadounidense (18 Mayo 1846).

También algunos extranjeros residentes en México, especialmente de la Ciudad de México, se incorporaron al Batallón; eran originarios de Alemania e Irlanda.

Tras diversas batallas en Nuevo León y Coahuila, los estadounidenses decidieron modificar la ruta para llegar a la Ciudad de México.

Penosa decisión para los soldados Mexicanos ya que meses atrás miles habían muerto por los congelantes fríos de las zonas desérticas de San Luis Potosí y Nuevo León en su ruta de la Ciudad de México a Saltillo para combatir a los invasores.

Ya en Veracruz, los estadounidenses bombardearon el puerto por varios días hasta hacerlo rendir.

Todos los templos fueron ex profeso bombardeados y saqueados.

Veracruz era el principal puerto del país y por ende el que mayores ingresos aduanales le representaba al erario; Veracruz, al igual que todos los puertos mexicanos desde San Francisco a Acapulco y los del Golfo de México, habían sido bloqueados por los angloamericanos y sus ingresos utilizados para financiar parcialmente su guerra.

La situación económica era angustiante. El Gobernador del Distrito Federal Juan José Baz, emitió entonces un decreto por el que se enajenaban 20 millones de Pesos al Clero para la compra de armamento y manutención de las tropas.

Con este nuevo escenario, los San Patricio continuaron codo a codo con los Mexicanos aportando sus grandes habilidades en la artillería en todas las batallas ocurridas entre Veracruz y el Valle de México.

Bombardeo de Veracruz por el ejército invasor Estadounidense. Del Puerto avanzaron sobre Puebla y la Ciudad de México.

Finalmente, en una de las últimas batallas anteriores a la caída de la Ciudad de México, en la de Churubusco (20 Ago.1847), los soldados irlandeses de México fueron capturados tras una prolongada defensa.

El heroísmo y la fiereza de Mexicanos e Irlandeses solo pudo ser detenida porque la última remesa de municiones había llegado equivocada y no era compatible con los fusiles.

Los Mexicanos, ya sin parque, levantaron la bandera blanca; los San Patricio la bajaron tres veces pues ellos se mantenían aún con municiones.

                                    

Batalla de Chapultepec. La señal acordada por los Estadounidenses para ejecutar a los prisioneros del Batallón de San Patricio era el arriamiento de la bandera Mexicana. Los sentenciados habían esperado casi 24 horas parados en el banquito antes de ser empujados para su ahorcamiento.

Finalmente tuvieron que rendirse.

Tras la rendición el General Scott le exige al General Anaya los pertrechos de guerra, Anaya le responde: "si hubiera parque no estaría usted aquí".

Los San Patricio son capturados por su excompañeros 18 meses después; son separados de los Mexicanos para enjuiciarlos por deserción.

A todos se les formó juicio y se les declaró traidores siendo condenados a la pena de muerte.

Para ello, fueron divididos en tres grupos; el primero fué ejecutado en la plaza del pueblo de San Jacinto (cercano a la actual Av.Insurgentes Sur de la Ciudad de México).

El General Twiggs había sido designado para ello; así, se les condujo a la plaza de San Jacinto justo frente a la Parroquia.

Antes de la ejecución se les dieron 50 azotes con látigos hechos de 9 tiras de cuero crudo de 54 centímetros anudados.

Mientras flagelaban a uno de los principales líderes del Batallón, John O'Riley, Twiggs a su conveniencia 'perdió' la cuenta ordenando reiniciar el conteo.

De acuerdo con un testigo estadounidense "para ese momento las espaldas de las víctimas tenían toda la apariencia de una pieza de carne cruda, la sangre manaba con cada latigazo...".

Después de este castigo, las placas de hierro se pusieron al fuego hasta quedar blancas y cada uno de los prisioneros fué marcado con la letra 'D' (desertor). Unos fueron marcados en la cadera y algunos seleccionados en la mejilla derecha.

En el caso de O'Riley el soldado lo marcó a propósito con la letra al revés, por lo que se le pidió hacerlo de nuevo.

El olor a carne quemada y las espaldas sangrientas y desgarradas hicieron sentir repulsión a los mismos invasores.

Los castigos habían causado conmoción entre los pocos observadores mexicanos.

Un editorialista concluyó: "Mexicanos: estos son los hombres que nos llaman bárbaros y dicen que nos vienen a civilizar...".

Entonces fueron subidos de dos en dos a carretas jaladas por mulas junto a un travesaño de donde pendían los lazos para ahorcarlos.

Los látigos chasquearon dejando a las víctimas suspendidas en el aire; como a propósito no se les preparó una gran caída, no murieron de inmediato e incluso sus propios movimientos hacía que unos chocaran con otros. Tardaron varios minutos en morir (por asfixia).

Un segundo y tercer grupo de San Patricio, tras haber sufrido la flagelación y el marcado a hierro, se encargó de cavar las tumbas de sus compañeros en la misma plaza.

Al terminar con este trabajo, se les colgaron de nuevo sus pesados collares de hierro.

A la tarde siguiente, aprovechando unos minutos de descanso en su desplazamiento hacia Chapultepec, fué colgado el segundo grupo.

El tercer y último esperaría unos días más para ser ejecutado.

Para la ejecución del tercer grupo, el General Scott nombró al Coronel Harney.

Durante sus 30 años de militar había sido famoso por los miles de ahorcamientos de indios Blackhawk y los Seminolas y acusado de violaciones a centenas de muchachas indias a quienes ahorcaba a la mañana siguiente.

En 1834 fué enjuiciado por la paliza a una esclava negra quien murió a consecuencia de ello, sin embargo escapó y era de hecho un prófugo de la justicia durante la invasión a México, pero su relación con el Presidente Polk evitó su encarcelamiento.

Harney se había nutrido de comentarios de la prensa estadunidense la que se refería al ejército Mexicano como "un grupo integrado por indios miserables que parecen pigmeos, más degradados aún que nuestros negros".

Thomas Torpe 'respetada autoridad' (sic) sobre diferencias raciales describía al Mexicano como un ser degradado, una combinación de razas donde las malas cualidades de cada una eran las que habían prevalecido.

Otro autor 'analizó' los cráneos de soldados Mexicanos describiéndolos como "una extremadamente burda organización, más animal que intelectual".

Similares resultados arrojó el 'análisis' a los irlandeses.

La mañana del 12 de Septiembre de 1847, el Coronel Harney cabalgaba con su batallón en Mixcoac; a lo lejos se podía ver el Colegio Militar (actual Castillo de Chapultepec).

Al día siguiente tendría allí lugar la mayor batalla por el control de la Ciudad de México.

Ese día Harney llevaba a los 30 prisioneros hacia el patíbulo; a la distancia podían escucharse claramente los estruendos de los cañones sobre Chapultepec.

Al observar que solo 29 de los 30 prisioneros habían sido traídos, Hearney preguntó por el que faltaba.

Un médico le informó que el ausente era Francis O'Connor quien había perdido las dos piernas en la Batalla de Churubusco y agonizaba por gangrena.

"Traigan a ese maldito hijo de perra, mi orden es colgar a 30 y por Dios que lo haré".

Los guardias sacaron a O'Connor de la tienda-hospital con sus muñones sangrantes y lo subieron a una carreta con el lazo al cuello.

Eran las 6:30 AM; los otros 29 llevaban ya una hora esperando el ahorcamiento.

Hearney dió la orden para el azote de los 30 así como el marcado con la letra 'D' en sus rostros.

                                                             Batalla de Chapultepec, Carl Nebel

Izq.: foto actual de la parte sur del Convento de Churubusco, blanco del ataque Estadounidense el 20 de Agosto de 1847. Derecha, batalla de Chapultepec. Última batalla antes de la caída de la Ciudad de México. Dos años les tomó a los Estadounidenses tomar la capital del país, después de lo cual, con el país asfixiado, lo obligaron a ceder 2.4 millones de Km2 (Alta California, Texas, Utah, Nuevo México, Colorado, Nevada, Arizona y partes de Wyoming y Arkansas).

 

Señaló entonces hacia Chapultepec, dando la orden de ejecutarlos hasta entonces la bandera Mexicana fuera arriada, señal de victoria de los invasores.

Los prisioneros vociferaron incrédulos y protestaron por la larga espera.

Apenas podían sostenerse con la punta de los piés sobre el borde de las carretas para poder respirar confortablemente.

Para las 8 de la mañana la batalla llevaba ya más de 2 horas y la resistencia de los defensores de Chapultepec había hecho retroceder innumerables ocasiones a los estadounidenses.

A las 9 de la mañana llegaron las escaleras para los invasores quienes en lucha cuerpo a cuerpo ganaron la cumbre del cerro de Chapultepec.

Los San Patricio llevaban más de 4 horas semicolgados; los mosquitos habían incomodado aún más sus sangrantes heridas por los latigazos.

A las 9:30 de la mañana el General Nicolás Bravo, héroe de la Independencia, se rendía al teniente Brower.

La bandera estadounidense era izada sobre Chapultepec.

El momento esperado por Hearney había llegado.

Desenvainó su espada y dió la orden de que las carretas se movieran; los San Patricio alcanzaron a lanzar vítores por la llegada de la orden.

Minutos después habían muerto los últimos 30.

Dos días más tarde la Ciudad de México era ocupada por los invasores; como en un secuestro, Estados Unidos cobró el rescate: 2.4 millones de kilómetros cuadrados, más de la mitad del territorio nacional tenía que serles entregado para abandonar la capital y los puertos Mexicanos.

Los invasores toman la Ciudad de México. Con la capital asfixiada, los vencedores expondrían a los vencidos el rescate que deberían de pagar para abandonar el país: 2.5 millones de apetitosos Km2. Después de tantas décadas, al fin el buitre Estadounidense saciaría sus ambiciones territoriales.

Una extensión similar al territorio argentino, o cinco veces la extensión de Francia o España.

Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que sintetiza el despojo territorial a México.

 

De esos territorios arrebatados se formaron los actuales Arizona, California, Colorado, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas y partes de Wyoming, Nebraska, Kansas y Arkansas.

La expansión territorial de EU había sido vertiginosa: compraron la Luisiana a Napoléon (1803), negociaron con España los actuales Washington, Oregon y Idaho cuando aún eran parte de la Nueva España y la Florida (1819) y más tarde le compraron Alaska a Rusia (1867).

Solo un país, México, antepuso las armas para defender su territorio.

México enfrentó esta guerra con una gran desorganización política y militar; los limitados recursos económicos contribuyeron también al desastre.

Miles de soldados Mexicanos murieron en los 19 meses de la guerra.

El país había hecho, dentro de sus limitadas capacidades, lo más que había podido para evitar el despojo.

Por ello resulta indigno y vergonzante que haya, así sea un solo Mexicano que, basado en una condenable ignorancia, insinúe que el norte fué vendido.

Para el final de la guerra más de 9 mil soldados estadounidenses había desertado; a pesar de que su reglamento ordenaba castigo, la impunidad prevaleció.

Algunos estadounidenses, muy pocos, entre ellos Lincoln, se opusieron a la guerra; Ulises Grant la definió como "la más injusta guerra jamás realizada por un país fuerte contra una nación débil".

  Lincoln: "la guerra contra México es inmoral, promueve el esclavismo y agrede los valores Republicanos".

"Abraham Lincoln, a young congressman from Illinois, labeled it an immoral war, blatantly proslavery and a threat to the nation's republican values". (http://www.bchm.org/wrr/war/p4cw.html)

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Henry Clay (izq.) y Daniel Webster (debajo) denunciaron que la guerra era un pretexto para robar tierras así como una agresión innecesaria y  ofensiva.

"Two of US's most prominent politicians, Henry Clay and Daniel Webster denounced the war as a pretext for stealing land and as an unnecessary and offensive aggression."

Para los Estadounidenses de hoy esta guerra no existió, pues no está contemplada en los libros de Historia de las escuela; el autoanálisis respecto de esta guerra injusta les llevaría a cuestionar su propia dignidad y sus valores morales.

Por ello esta guerra ocupa a lo mucho un pié de página en sus libros de historia.

En palabras del embajador irlandés en México durante un homenaje en 1948 "los 50 San Patricio ejecutados a pesar de su valentía no pueden ser el foco central de los Mexicanos quienes perdieron a tantos de su propia gente en la guerra. No obstante Irlanda reconoce y agradece a México lo que ha hecho para recordarlos".

En Jalisco el pueblo de San Patricio Melaque lleva su nombre en honor a ellos.

En la Cámara de Diputados de nuestro país el 'Batallón de San Patricio' está inscrito con letras de oro junto a los demás personajes de nuestra historia.

La guerra de 1846-1848: muy pocos Estadounidenses la conocen y muy pocos Mexicanos la olvidarán.

Bibliografía.

Los soldados irlandeses de México. Michael Hogan.

La guerra contra los gringos. Heriberto Frías.

México a través de los siglos. Vicente Riva Palacio. 

mexicoatraves1.jpgEdición ilustrada de México a través de los Siglos, de Vicente Riva Palacio.